¿Cuántas veces habéis jurado que no os gusta una cierta verdura? ¿Vuestros hijos os la montan en la mesa cada vez que hay brócoli? Puede ser frustrante, tanto para el cocinero que se ha esforzado en crear una cena deliciosa y nutritiva y le terminan rechazando el plato porque al comensal no le gusta la verdura. Como para el que sabe que debería comer más verdura porque es indispensable para una dieta equilibrada y saludable, pero piensa que no le gusta.
Estas situaciones me las encuentro entre mis clientes bastante a menudo, muchos desesperados no saben que hacer para que sus niños coman más verduras o incluso ellos mismos. Muchas veces es porque no están acostumbrados desde pequeños ni a comer, ni a ver las verduras por casa, otras porque no saben muy bien como cocinarlas. Como yo siempre digo, es cuestión de reeducar al paladar, poco a poco, a pequeños bocados, no pretendáis que, de un día para otro os gusten las acelgas, porque esto raramente pasará.
Para ello os propongo unos pequeños trucos que ayudarán a que las verduras sean más atractivas y harán que hasta los más tozudos comiencen a disfrutar de ellas.
1. Mezcla las verduras en otras comidas
Si un bol de brócoli al vapor no te atrae, entonces ¡no empieces con un bol de brócoli! Lo que si puedes hacer y te resultará más atractivo, es añadir un puñado de brócoli cocinado a tu plato de pasta, sírvelo con una salsa sabrosa como una salsa marinera de tomate, queso rallado, así el brócoli se convertirá en una pequeña parte de una comida deliciosa.
2. Juega con los sabores
Siempre lo digo, hierbas, especias, salsas son una parte esencial de la cocina y puede hacer que el sabor de un plato sea totalmente diferente, especialmente cuando hablamos de verduras. Si estás pensando en que no te gustan las coles de Bruselas, prueba a aliñarlas con un chorrito de vinagre balsámico, o ásalas unos minutos con aceite de oliva y sal, para después servirlas con albahaca, cebollino o perejil picado o prueba a servirlas con una salsa de cacahuete para añadir una explosión de sabor.
3. Prueba diferentes métodos de preparado y cocinado
Para mí, este es el punto clave, no es lo mismo comerse un brócoli cocido durante 15 minutos, que crudo en forma de cuscús, el sabor y la textura son totalmente diferentes. Por eso, si de pequeño te hicieron comer tomates pastosos y ahora no puedes ni pensar en ellos o quizás la kale cruda no sea lo tuyo, prueba métodos diferentes de cocinerlos, pues te darán diferentes sabores y texturas de las verduras. Saltear las verduras de hoja verde como las acelgas o la kale las hacen más tiernas y blandas, mientras que asar verduras como las coles de Bruselas o la coliflor les da una deliciosa y crujiente textura que no consigues cuando las cueces o las haces al vapor, y además revela el lado dulce de estas verduras.
4. Experimenta con sabores dulces
Aunque estamos habituados a consumirlos como opciones saladas, un montón de verduras emparejan perfectamente con sabores dulces. Añadir canela o sirope de arce a ciertas verduras (va genial con zanahorias y calabaza) hará que incrementes el consumo de verdura además de satisfacer tu lado más dulce.
5. Se creativo
A menudo las verduras pueden ser sustitutos increíbles para otras ingredientes como carne o noodles en clásicos como la pizza, la pasta o las hamburguesas. Utilizarlas de esta forma te permitirá comer más verduras mientras prácticamente ni te das cuenta de que están ahí. Prueba a hacer una lasaña de berenjena o una hamburguesa de coliflor.
Como siempre digo es cuestión de reeducar el paladar, poco a poco conseguirás que un alimento te disguste menos y en cuanto menos te lo esperes, ¡lo estarás adorando!
¿Qué trucos usas tu para comer más verduras? Comparte en comentarios tus experiencias, seguro que son son divertidas y así aprendemos los unos de los otros 😉