Escurre los tomates, reserva el aceite.
Corta los tomates en trocitos y pon en un procesador de alimentos o en una batidora. Añade 100 ml del aceite reservado, piñones, parmesano, albahaca, limón, sal y pimienta.
Tritura hasta que se forme una pasta. Prueba y añade más aceite en función de la textura que quieras. Prueba y añade más limón o albahaca si quieres.
Puedes guardar el pesto en un tarro de cristal en la nevera durante 1-2 semanas (depende del aceite que hayas puesto). También puedes congelar.