Pesto de tomates deshidratados
Si miras en mis armarios de cocina, podrás encontrar muchos «ingredientes raros» de mis viajes, de amigos, de pequeños productores que me envían para que pruebe.
Desde salsas, a sales con hierbas, esencias, dulces, harinas varias, diferentes tipos de pasta sin gluten, superalimentos…
Una de las que más abundaba eran tomates deshidratados, tanto en aceite como en bolsa. Así que me he puesto a hacer este delicioso pesto de tomates deshidratados que siempre gusta y hace tus comidas mucho más interesantes.
Lo bueno de este pesto de tomates deshidratados es que puedes hacerlo en cualquier época del año y puedes sustituir la albahaca por romero para darle un toque más de otoño-invierno.
¿Cómo preparar el pesto de tomates deshidratados?
Yo he utilizado tomates deshidratados en aceite de oliva. Pero tranquila que ese aceite no se desperdicia y lo usaremos, aunque quizás necesitemos un poco más para darle una consistencia untable y deliciosa.
Si no tienes un procesador de alimentos, puedes hacerlo en una batidora tipo turmix, o si no en un mortero.
Puedes sustituir los clásicos piñones por almendras, nueces o anacardos.
¿Cómo utilizarlo?
Pues es muy versátil, puedes disfrutarlo como aperitivo untándolo sobre un buen pan de masa madre.
Pero también mezclarlo con pasta, sobre pizza, con pescado al gril, carne o verduras, como salsa para un sandwich con verduras asadas o con queso de cabra ¡espectacular! y también porqué no, con una burger en vez de ketchup.
- 200 gramos tomates deshidratados en aove
- 150-200 ml aceite de los tomates deshidratados más aove si es necesario
- 50 gramos piñones tostados
- 45 gramos parmesano o 1 cda de levadura nutricional
- 1 puñado albahaca fresca o 2 ctas de romero resco
- sal y pimienta
- 1/2 limón, zumo
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Escurre los tomates, reserva el aceite.
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Corta los tomates en trocitos y pon en un procesador de alimentos o en una batidora. Añade 100 ml del aceite reservado, piñones, parmesano, albahaca, limón, sal y pimienta.
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Tritura hasta que se forme una pasta. Prueba y añade más aceite en función de la textura que quieras. Prueba y añade más limón o albahaca si quieres.
Puedes guardar el pesto en un tarro de cristal en la nevera durante 1-2 semanas (depende del aceite que hayas puesto). También puedes congelar.